domingo, 24 de marzo de 2013

ELEGÍA ESTIVAL



ELEGÍA ESTIVAL

Hace un bello día
y es necesario
morir,
hoy que alumbra
como nunca
y yo me apago
para siempre.

No volverán
las estrellas
a reírse de mi soledad,
ni las calles
que jamás terminan,
soportarán
mi paso cansado
y sin rumbo fijo.

Ahora el susurro
del viento,
y la dulce canción
de las aves,
no serán turbados
con el grito silencioso
de mi voz,
y no volverán a oírme.

Nadie me echará de menos,
porque nadie querrá la vida
de un cadáver
que se descompone
con el ritmo vertiginoso
de los minutos;
porque no podré quitarme
el inmundo hedor
que trae consigo
la peste de una vida ligera
y mal vivida.

Sería horrible
la presencia
de una bestia
que mató a sus hijos
cuando apenas fecundaba,
y tumbó su casa
sin haberla levantado.

Quiero desaparecer
completamente;
quiero borrar
todas mis huellas
del mundo,
y regresar por fin
hacia la nada,
de donde nunca
debí fugarme.
                                      Carlos