ELEGÍA ESTIVAL
Hace
un bello día
y
es necesario
morir,
hoy que alumbra
como nunca
y yo me apago
para siempre.
morir,
hoy que alumbra
como nunca
y yo me apago
para siempre.
No
volverán
las
estrellas
a reírse de mi soledad,
ni las calles
que jamás terminan,
soportarán
mi paso cansado
y sin rumbo fijo.
a reírse de mi soledad,
ni las calles
que jamás terminan,
soportarán
mi paso cansado
y sin rumbo fijo.
Ahora
el susurro
del
viento,
y la dulce canción
de las aves,
no serán turbados
con el grito silencioso
de mi voz,
y no volverán a oírme.
y la dulce canción
de las aves,
no serán turbados
con el grito silencioso
de mi voz,
y no volverán a oírme.
Nadie
me echará de menos,
porque
nadie querrá la vida
de un cadáver
que se descompone
con el ritmo vertiginoso
de los minutos;
porque no podré quitarme
el inmundo hedor
que trae consigo
la peste de una vida ligera
y mal vivida.
de un cadáver
que se descompone
con el ritmo vertiginoso
de los minutos;
porque no podré quitarme
el inmundo hedor
que trae consigo
la peste de una vida ligera
y mal vivida.
Sería
horrible
la
presencia
de una bestia
que mató a sus hijos
cuando apenas fecundaba,
y tumbó su casa
sin haberla levantado.
de una bestia
que mató a sus hijos
cuando apenas fecundaba,
y tumbó su casa
sin haberla levantado.
Quiero
desaparecer
completamente;
quiero borrar
todas mis huellas
del mundo,
y regresar por fin
hacia la nada,
de donde nunca
debí fugarme.
quiero borrar
todas mis huellas
del mundo,
y regresar por fin
hacia la nada,
de donde nunca
debí fugarme.
Carlos