Hoy
volví
a seguir
tus pasos,
pues
debía
mancillar
algunas
penas que
pudieran
engendrar
posibles
rastros.
Fue
por eso
que planté
las mías,
pero
al fin
con el roce
falaz de
nuestras
mejillas,
escapó
callado mi
ser.
Luego
me puse a
caminar
sin ruta
para
torcer
el sendero
labrado
hacia
la muerte
solitaria
del hambre y la
nada.
Gozo
bajando
los umbrales
eternos
como
llevado
por el viento
y sólo
pido tu
sonrisa en
el minuto
sombrío
cuando...
Carlos...
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